domingo, 13 de mayo de 2007

ORACULARES

Colección de palabras

Diciembre de 2005



1

agonía, incertidumbre,
rompe caballo de fuego el fuego,
manso astro
derramando hielo

al lado velas encendidas,

penumbra dorada
entre los muslos,
brilla río acabado
en el rumor del frío

y fuera

encendida lluvia
despojada,
lagrimas insensibles,
abrazan al triunfo

el tiempo derretido



2
toda vida es consumirse
mirando al lugar inexistente
tan dentro de si
desde la nada a nada

¿dónde la mirada
encuentra
donde asirse?
¿y cómo?

no estar
el aire perdido
desvanecido esencial

lo que queda es de otros

la mirada encierro
claustro
desansiedad
un círculo de agobios

espejo apagado



3
en el bosque el agua

un mar de lluvia
donde corren los corzos
encendidas las piedras

helada hojarasca
y un paso de escarcha
huella del alma

respirar es violencia

los gritos de uno mismo
llaman a los hermanos
alados
murciélagos de oro



4
es hora ya es hora
donde late el pulso
y el impulso
de encontrar habitantes
para despojarlos

y repartir la luz
del ocaso

oh luces, oh atardeceres
que desatan las noches

moraremos, si, moraremos
en la eterna queja
del bosque enojado

nos devora



5
lo bello es disolverse
queda desnudo
palpitante

abraza la piedra
de la estatua
frío desolado
sombra
sombra

arco de luz
recuerdo
de la fuente
del camino
del bosque

una luciérnaga esencial



6
lo esencial
cae como lluvia

imperceptible



apenas desnudo
hecho de frío
cuando bello
irreconocible
y luego humano

despojado

todas las imágenes una
mirada sin voz
fondo del pozo
ascienden los sonidos



7
ahí el grito
las ramas de los árboles
las piedras invisibles
la hojarasca

anochece sobre cosas,
ay, tantas

en su desmesura
cuando fue bello
era inhumano
y terrible

vacío de palabras



8
este aire
no tiene
la suavidad
de la caricia

este aire
este


donde el nombre
habita
se refugia
un eco

es fuego, si,
y brasas
y un torrente
de silencios
como palabras

sin una que pueda
poner un cierre

sin final

un aire de palabras
torrencial y austero



9
volando alto
la límpida pluma
ignora
y odia
y el pájaro la habita

indiferencia
del vuelo
para no ser

cada suspiro una eternidad
y después amargo
el silencio del aire

y en cruz
proa de espumas y sal
incertidumbre
cicatrices de frío

cantan las heridas
un himno
que ignoran



10
la noche de improviso
alma cerrada
ay quien pudiera
abrirla
y beber de ella

saciarse en los silencios
de un arroyo oscuro

vestir de luz las manos
y de frío y su escarcha

los ojos que no miran
con velo diamantino

pues
todo es hielo

canción de piedra
y palabras de piedra



11
tan claro lo imprevisto
bajo el árbol fue un ángel
y quedó su rastro

musgo

son las sombras,
las sombras,
cada sombra su luz
y cada voz reclama
su silencio


elegíaco

cada minuto un río
y en el aire vacío
un cuerpo
de memorias

donde la cara el aire
y donde el vientre
el agua


12
pasó con sus colores
y palabras
pasó
hasta disolverse

cintas en el cabello
y un junco en la cintura
mojado
abrazando
la carne

pasó
hasta disolverse
con música en las manos



13
un volcán un camino
el trigo y los racimos

los chopos ondulando
sinfonías
deslizan las notas el sustento
saciando la sed del río
y de la fuente

flotan las palabras
en desorden
y todo es sinsentido
rumoroso



15
pisadas
mordidas de serpientes
las huellas
engarfiadas
en piedras y sus gritos
hasta el anochecer


pues
todo es todo
resplandeciente el sol
hasta agujas de plata
ser

la ladera
y su arboleda
abierto su regazo
a la mirada

el sexo del bosque
en la hondonada

esquivas las sombras
vanidosas
en lo alto
línea cumbrera delineada
como un vuelo

inalcanzable
el infinito
es

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